🧠 El manifiesto del arquitecto que no es millonario

(pero piensa como si tuviera su propia nube)

No tengo un ejército de servidores,
ni una legión de DevOps que me aplaudan los despliegues.
Tampoco tengo una tarjeta corporativa con límite infinito
para “escalar hasta la luna”.

Pero tengo algo que ellos no:
el lujo de pensar cada byte, cada request y cada dependencia como si me costara una vida.


☁️ I. La nube no me pertenece, pero el diseño sí

No necesito un datacenter en Oregón para sentirme dueño de mi infraestructura.
Cada vez que escribo una interfaz limpia, una clase modular,
o elimino 50 MB de dependencias inútiles,
construyo un pequeño paraíso propio: mi nube mental.


⚙️ II. La elegancia es la verdadera escalabilidad

Un millonario escala con dinero.
Un arquitecto sin fortuna escala con claridad.
No lanzo veinte instancias para soportar la carga;
lanzo una idea bien pensada que resiste el tiempo.


🧩 III. SDKs, frameworks y el arte de no deberle nada a nadie

No rechazo los SDKs por rebeldía,
sino porque aprendí que la dependencia es un costo oculto.
Prefiero un HttpClient minimalista,
y entender de memoria lo que hace cada bit que viaja por el cable.


🔐 IV. Los secretos se guardan en un diseño, no en un vault

Puedo usar GCP, AWS o Azure;
no me importa el proveedor,
mientras mi arquitectura no le rinda culto a ninguno.
El secreto no está en el Secret Manager,
está en que el diseño funcione aunque el proveedor caiga.


⚡ V. No soy millonario, pero soy libre

Y eso significa que puedo construir lento, modular, reversible,
sin que un CFO me diga “eso no genera ROI”.
Mis commits son mis acciones.
Mis ideas, mi capital.
Mis módulos, mi patrimonio.


✨ Epílogo

Si algún día me vuelvo millonario,
no será porque compré más instancias,
sino porque aprendí a hacer que cada una valga la pena.

Y ese, amigos,
es el único tipo de escalabilidad que nunca se deprecia.


Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top